Divisiones en Colegios Inmobiliarios evidencian profundas crisis institucionales
El Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario y su par de Entre Ríos resultan ejemplos concretos de graves fracturas en los oficialismos de las instituciones.
La Junta Electoral del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario (Cocir) ha oficializado tres listas que competirán este mes por la conducción del colegio, reflejando tensiones generacionales y políticas internas. Una de las listas, Visión Profesional (Lista 3), encabezada por Diego Ferreyra, representa a los profesionales más jóvenes y propone una modernización del corretaje con énfasis en la digitalización y la ética profesional. Las otras dos listas son lideradas por Javier Poncet y María Cristina Peracchia, representando a figuras de mayor trayectoria y sectores que buscan la continuidad de la gestión actual, respectivamente.
Por primera vez, tres listas compiten por la conducción de la entidad, reflejando una profunda división interna, algo que también se observa en otros colegios del país, como el Colegio Inmobiliario de Entre Ríos (Cier), que también atraviesa una profunda crisis institucional. En Rosario, la competencia entre tres nóminas es interpretada como una manifestación de tensiones subyacentes entre los históricos (profesionales con una larga trayectoria que apelan a su experiencia y capital político acumulado), los oficialistas (un sector que busca dar continuidad a la gestión actual, contando con apoyos significativos) y los renovadores (un grupo de profesionales más jóvenes, con fuerte presencia en el mercado actual, que busca "aggiornar" el estilo de conducción y modernizar la institución).
En tanto, en Entre Ríos el oficialismo también se dividió, aunque por motivos vinculados con mantener el poder. Las grietas aparecieron luego de que un centenar de colegiados activos denunciaran al Consejo Directivo y pidieran su inmediata remoción. El Colegio Inmobiliario de Entre Ríos está presidido por María Paula Armándola, de 39 años, hija del histórico dirigente José María Armándola: la dirigente fue acusada, entre otros hechos de gravedad, de usar la tarjeta de crédito del Colegio para gastos personales de perfumería, entretenimiento digital, compra de obras de arte y pagos de multas de tránsito.
Los manejos hiper personalistas de Armándola quedaron en evidencia en múltiples episodios. Uno de los más recientes ocurrió en marzo pasado, cuando la presidente del CIER decidió renunciar, de manera inconsulta y a título personal, a integrar el Consejo Federal de Colegios Inmobiliarios de la República Argentina (Cofeci). Sin embargo, a fines de agosto, la asamblea de corredores revocó esa decisión por considerarla unilateral.
Según indicaron los colegiados, la resolución se adoptó “sin deliberación previa, sin dictamen jurídico, sin reunión abierta del Consejo Directivo y, lo que es aún más alarmante, sin intervención ni autorización de la Asamblea General de colegiados, órgano soberano de la institución”. La ruptura con el Cofeci no solo representó “una decisión inconsulta, opaca y perjudicial para la proyección profesional y el prestigio del Colegio”, tal como señalaron los colegiados, sino que además se concretó con una “liviandad inaceptable” y “sin comunicación oficial clara”.
Sin embargo, en la misma asamblea de agosto, la remoción de Armándola no fue tratada. Integrantes del Grupo Gestión (que reúne a los matriculados viene realizando una serie de reclamos contra el Comité Ejecutivo del Colegio de Entre Ríos) cuestionaron la modalidad en que se llevó adelante la asamblea, así como el monopolio de la palabra por parte del oficialismo.
La crisis institucional en el Colegio de Entre Ríos parece profundizarse mientras el oficialismo se divide entre quienes siguen apoyando a Armándola y quienes quieren “que caiga sola”, como señalaron algunos en el entorno de la presidenta.
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