La calesita de la Plaza 20 de Noviembre, un emblema de la infancia que sigue girando
La calesita de la Plaza 20 de Noviembre, un emblema de la infancia que sigue girando Desde que Ricardo Abrate y Teresa Castro la compraron en Merlo, provincia de Buenos Aires, la calesita no ha parado de girar, y con cada una de sus vueltas brindar alegría a miles de niños que pasan por ella.
Desde finales de los años 90 y principios del 2000, la calesita de la Plaza 20 de
Noviembre ha sido un símbolo de alegría para los niños de la ciudad. Adquirida en Merlo, provincia de Buenos Aires, por Ricardo Abrate y Teresa Castro, este tradicional juego infantil se ha convertido en parte del paisaje urbano y de la memoria colectiva de los villaguayenses. Con cada giro, ha visto pasar generaciones de pequeños que han disfrutado de su mágica experiencia.
Hoy en día, la calesita sigue funcionando gracias al esfuerzo de Dardo Colussi y
Rubén Darío Izaguirre, quienes buscan preservar este emblema y evitar que caiga en el olvido. En diálogo con el diario El Pueblo, Rubén compartió detalles sobre la historia y el presente de la "Calesita del Tío Rubén Darío", como se la conoce actualmente.
Según relató Rubén, la calesita tiene más de ochenta años de fabricación y, desde su llegada a Villaguay, ha permanecido en la Plaza 20 de Noviembre sin moverse de ese sitio. "Hasta el año 2009, sus propietarios fueron Ricardo y Teresa, por lo que era conocida como la Calesita del Tío Ricardo. Cuando él falleció, hubo interesados de Paraná en comprarla, pero Teresa decidió venderla a alguien que la mantuviera en la ciudad, y así fue como Juan Baglioni la adquirió", explicó.
Rubén comenzó a operar la calesita el 9 de julio del año pasado y desde entonces ha trabajado para revitalizarla. "Por mucho tiempo estuvo muy abandonada. Cuando la tomé, decidí darle nueva vida: instalé luces -solo funcionaban dos de los doce tubos originales- y la mandé a repintar. Este es un juego icónico de las plazas de antes, y ya quedan muy pocos en las ciudades, así que es fundamental preservarlo", expresó con entusiasmo.
De espíritu comerciante y con un profundo amor por la infancia, Rubén recordó sus años como el primer pochoclero de la Plaza Ramírez. "Siempre me gustó este mundo de los niños, he aprendido mucho de ellos y de cómo tratarlos", comentó.
Actualmente, la calesita funciona en horario de verano desde las 16:00 o 17:00 horas hasta la noche, mientras que en invierno abre más temprano debido a las bajas temperaturas.
Un futuro prometedor
Con la remodelación en marcha de la Plaza 20 de Noviembre, la municipalidad le
propuso a Rubén trasladar la calesita a un sector más accesible, sobre la calle Savio. "Hablé con el intendente y me informaron que la municipalidad se haría cargo de su restauración completa: un nuevo toldo, iluminación, pintura y otros arreglos. Sería un gran paso, ya que embellecería aún más la plaza y consolidaría la calesita como un atractivo de la ciudad", destacó.
Si la renovación se concreta, Rubén tiene en mente diversos proyectos para impulsar la calesita y atraer a más visitantes. "Me gustaría hacer promociones con jardines de infantes y maternales para que los niños la conozcan y disfruten. También sería hermoso que los chicos de los barrios más humildes puedan acceder a este juego.
Otro sueño que tengo es abrir por la mañana, para que los niños que vienen de las zonas rurales al hospital puedan disfrutar de un paseo en la calesita", compartió.
Finalmente, Rubén expresó su mayor anhelo: que la calesita sea reconocida como patrimonio histórico o cultural de Villaguay. "Es parte de nuestra identidad, un testimonio de muchas infancias y un espacio que merece ser protegido para las generaciones futuras", concluyó.
Mientras tanto, la calesita sigue girando en la Plaza 20 de Noviembre, llevando
consigo risas, recuerdos y la promesa de que la magia de la niñez nunca se detendrá.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión